jueves, 16 de diciembre de 2010

Femme fatale.

Si ya eras salvaje y despiadada la primera noche que nos vimos ..¿ Por qué ibas a perder la costumbre ese día que nos citamos en tu hotel favorito?
Hacía ya por lo menos unas cuantas semanas que no nos veíamos.
Amiga mía! Te faltó tiempo para empujarme, hacerme caer sobre aquel colchón más fino que un papelillo de liar y despojarme de cualquier tipo de prenda.
Los mordiscos en el cuello no eran mas que un juego de niños para tí, a tí siempre te fue la acción, así que te adentraste en mi pecho y de lleno mordiste mi corazón.
Toda la fuerza, que hasta ese momento residía en mi entrepierna, se trasladó a mi garganta para sacar de ella un verdadero grito de dolor.
Hija de puta.. te corriste en el mismo momento en el que escupías al suelo la mitad de mi ya licuado miocardio.
Lo siguiente que mis ojos recuerdan ver eran tus manos agarrándome del pelo lo justo para que mi cabeza se levantara un par de centímetros del suelo. Aun tenías la boca manchada por la sangre y eso te excitaba más, me lamiste la cara con tu viperina lengua y sobre tus altos zapatos dejaste la habitación 304.

Sabias perfectamente que ahora mi único latido era el estruendo de tus tacones al andar, y que, en cuanto mis oídos dejaran de escucharlo.. yo moriría.

sábado, 4 de diciembre de 2010

Guantes para el corazón

Tocara lo que tocase terminaba cubriéndolo de escarcha.
Siempre he sido una persona de manos frías ; mis ardientes amantes siempre se quejaban por ello y yo me excusaba diciéndoles que " para los bombones el calor nunca fue bueno.."
Hasta que una noche una nueva chica llegó a mi cama, con mis heladas costillas como piano compuso "la melodía más triste jamás contada", así decidió apodarla.
Yo decidí apodarla a ella Abril, que como su nombre indica, trajo la primavera a mi cuerpo.