sábado, 3 de septiembre de 2011

Gloria.

Mirarla resultaba demasiado fácil para mis ojos.
Quizás porque apenas la conocía me resultaba tan tentadora la idea de imaginarme su vida.
Me temblaba el alma cada vez que la veía saludar al portero de nuestro bloque.
Como un chiquillo que aguarda nervioso la nieve de Diciembre, así esperaba yo la sombra de Gloria.
Me era imposible sostenerle la mirada, y mira que lo intenté veces, pero ese aire soberbio y a la vez encantador a mi me atemorizaba, esa mirada que me retaba a entablar conversación con ella aún a sabiendas de que su figura quedaría tatuada en mis pupilas permanentemente.

martes, 26 de julio de 2011

Una, que se da el capricho de volver

Frena a mis manos pero desabróchame las ganas.
Priva mi paladar de tu sabor y deleita a mis oídos con el cascabel que aguarda entre tus pulmones.
Hazme vapor entre tu cuerpo y este viejo colchón.

martes, 22 de marzo de 2011

Una prometedora oferta de trabajo.

Suena el despertador del móvil, Valse d'amelie de Yann Tiersen, concretamente.
Svetlana despierta y se estira en la cama. Las 8: 30 de la mañana.
El olor que proviene de la planta baja penetra fuertemente en su nariz, seguramente su madre esté abajo preparando unas tostadas con café, decide quedarse un rato mas sobre el colchón
Viktoria , su hermana pequeña de 4 años entra en la habitación con paso sigiloso, entre sus labios, una melodía en su lengua natal lucha por no desafinar.
Ardua tarea tratándose de una boca desdentada. Desiste en el quinto intento, mejor pasar al plan B, a su hermana siempre le gusta que le abracen en la cama.
Y así es, las hermanas se funden en un abrazo. ¿Qué tendrá ese duende de ojos verdes y blanca melena para transmitir tanta paz? se pregunta Svetlana.

8: 30 de la mañana. El puño de Oleg impacta fuertemente sobre una muchacha que todavía no sobrepasa la mayoría de edad.
-En la tripa no! En la tripa no.. aúlla la garganta de Svetlana.
No hay nanas en ruso ni olor a café.
En este apartamento lo único que huele es el orgullo de otras tantas chicas como Svetlana, obligadas a explotar su cuerpo a cambio de un par de sucios billetes de 50 euros.

lunes, 28 de febrero de 2011

Atacar por la espalda

Puede sonar a topicazo barato, pero aquel día las manecillas del reloj multiplicaron su velocidad por 1.000.
Pobres de nosotras.. nos tocó el reloj más chantajista de la cuidad.
Pobre de mí ..por abusar del amor durante unas horas me veo obligada a cumplir con las cláusulas de su contrato.
Poco o nada piadoso es Cronos a la hora de azotar con su látigo y atacar por la espalda con cada tic-tac, ahora convertido, en las sílabas de tu nombre taladrando mi cabeza a cada segundo.

lunes, 24 de enero de 2011

Ventana sin vistas.


La ventana por la que cientos de veces te he mirado y miles he hablado de ti ha terminado por cerrarse.
Mi gato ya no se cuela en tu salón a través de ella y el olor de tu café y tostadas ya no me hace compañía mientras yo desayuno.
No quiero saber dónde te has ido porque de lo contario acabaría persiguiéndote.
Descendería hasta el mismísimo infierno para volver a oler cada uno de los mechones de tu pelo; cada uno de los mechones de tu pelo que en su día fueron mi heroína y que hoy me veo obligada a contrarrestar su efecto con metadona aliñada a base de faldas y carmín.

lunes, 17 de enero de 2011

Estúpido privilegio.

Observo cada uno de tus movimientos escondido tras esta taza de café con leche.
"Bendita sea la felicidad del ignorante y maldita la tristeza del que tiene el privilegio de ver". Con total parsimonia arranco una de las servilletas de papel y escribo dicha frase en ella.
Él entra por la puerta de la cafetería acompañado de una oleada de aire frío y con la bufanda que le regalaste hace un par de semanas; todo perfecto si omitimos el hecho de que tras su eco una rubia con demasiado maquillaje y pocos escrúpulos custodia cada uno de sus pasos.
En ese preciso instante clavas tu mirada en el cenicero que inútilmente permanece en la mesa del bar. Silencio. Tan solo tienes oídos para escuchar la nana que cada noche la soledad canta para ti.
Su mirada no me miente, muchacho de preciosa bufanda, le rompiste el corazón y ya de paso mitad pulmón izquierdo.

Persistente es mi ansia de complicarme la vida, que hace que las lágrimas de aquella chica se tornen mías.