Eché un último vistazo a esa habitación.
En tu escritorio una nota escoltada por un cigarrillo dejaba constancia de que yo había estado allí.
Aspiré con fuerza y envolví mi corazón con tu aroma.
Me di media vuelta y cerré esa puerta sabiendo a ciencia cierta que también nos estaba echando el cerrojo a nosotras.
Deja siempre la puerta entreabierta porque nunca sabes si vas a volver a entrar...
ResponderEliminarpero cuando una puerta se cierra...
ResponderEliminar(ya sabes lo que dicen)
;)
no... :( qué triste es cerrar puertas para siempre. Deberías dejarla entornada, solo por si acaso.
ResponderEliminar(increíble tu blog hoy, increíble)
Siempre que se cierra una puerta, se abre otra de nueva. O eso dicen... :D
ResponderEliminarProbabalemente ese aroma no se vaya nunca de tu corazón...
ResponderEliminarentre pomos puertas y paredes hay mucho secreto suelto. seguro que cuchichean entre ellas las mil cosas que pasan delante de sus ojos, y a veces, lo mal que las tratan -hablando lujuriosamente-.
ResponderEliminarSi, es el Templo de Debod, estuve unos dias por Madrid y tuve la suerte de pasar una tarde allí.
ResponderEliminarUn besito
Guarda la llave, por si acaso. Siempre será mejor que llamar a un cerrajero.
ResponderEliminareso de echar cerrojos asi como asi puede traer luego problemas...
ResponderEliminarmuá
LA NOVIA CADAVER, como bien me dijiste, ME ENCANTÓ.
ResponderEliminarno puedo decirte nada más:)