Suena el despertador del móvil, Valse d'amelie de Yann Tiersen, concretamente.
Svetlana despierta y se estira en la cama. Las 8: 30 de la mañana.
El olor que proviene de la planta baja penetra fuertemente en su nariz, seguramente su madre esté abajo preparando unas tostadas con café, decide quedarse un rato mas sobre el colchón
Viktoria , su hermana pequeña de 4 años entra en la habitación con paso sigiloso, entre sus labios, una melodía en su lengua natal lucha por no desafinar.
Ardua tarea tratándose de una boca desdentada. Desiste en el quinto intento, mejor pasar al plan B, a su hermana siempre le gusta que le abracen en la cama.
Y así es, las hermanas se funden en un abrazo. ¿Qué tendrá ese duende de ojos verdes y blanca melena para transmitir tanta paz? se pregunta Svetlana.
8: 30 de la mañana. El puño de Oleg impacta fuertemente sobre una muchacha que todavía no sobrepasa la mayoría de edad.
-En la tripa no! En la tripa no.. aúlla la garganta de Svetlana.
No hay nanas en ruso ni olor a café.
En este apartamento lo único que huele es el orgullo de otras tantas chicas como Svetlana, obligadas a explotar su cuerpo a cambio de un par de sucios billetes de 50 euros.
Duro, pero real como la vida misma :(
ResponderEliminartristemente cierto
ResponderEliminarGenial. Me encanto tu escrito, esta muy bueno.
ResponderEliminarUn abrazo y si queres, pasate por mi blog:
http://true-ironic.blogspot.com...
Bye
Qué triste vida ha escogido esta chica. ¡Y menudo cambio de una cosa a la otra!
ResponderEliminarcon algo hay que vivir..
ResponderEliminarpor algo hay que luchar..
Increíble. Y nada más que decir. Ah, sí: ya echaba de menos leerte ;)
ResponderEliminarGenial. Creo que el puñetazo que le dan en la tripa a Svetlana le dolería a cualquier lector.
ResponderEliminarEl problema de la trata de personas tiene una importancia exponencialmente mayor a la que le dan los medios de comunicación, pero es tan fácil cerrar los ojos ante el dolor de ese puñetazo...
Un beso.
Es triste que la realidad sea esa...
ResponderEliminartriste realidad... ¿quién no querría quedarse en la cama, calentita en un abrazo? :)
ResponderEliminarQue dos historias tan diferentes de Svetlana.
ResponderEliminarLa historia más dura, es más frecuente de lo que nos podamos imaginar. Muy triste, demasiado para mi entender.
besos
Me ha chocado esta entrada. No esperaba algo así.
ResponderEliminarMenuda sorpresa cuando he visto tu comentario!
Si puedo, haré una parada en Huesca, ya te avisaré, no puedo rechazar un café.
Un beso socia.
No paras de sorprenderme :)
ResponderEliminarUna canción como esa en un texto como este me hace replantear muchas cosas, y no sé porqué!
ResponderEliminarDesgarrador!
ResponderEliminar:)
A saber cuántas niñas sin dientes se quedan sin hermanas a las que dar abrazos mañaneros... Un relato sobrecogedor: uno no se espera lo que vendrá tras el segundo "8:30 de la mañana".
ResponderEliminarTemo desde ahora esa hora.
ResponderEliminarhistorias diferentes...
ResponderEliminaroye! en Huesca hace el mismo calor que en Zaragoza? prrfff!
muah
Joder, colega. Qué cosa más horrible.
ResponderEliminargracias por tus palabras, yo también te sigo.
ResponderEliminarlas cosas no siempre son como parecen, lo malo es cuando lo que esconden es así de ácido.
entrada dura pero bien llevada...
ResponderEliminarme gusta...
La dulce Svetlana..y su cruda realidad.
ResponderEliminarUan sonrisa ácida.
triste y cierto... Es necesario tener siempre presente que estas cosas son prácticamente invisibles pero asquerosamente frecuentes...
ResponderEliminarMientras sea ficción...
ResponderEliminar