Como otro viernes cualquiera mi brújula personal se despertó desnuda en mi cama.Me gustaba apodarla así por el tatuaje que sus omoplatos escoltaban.
Era la bibliotecaria de mi barrio y, a pesar de su timidez, muchas mujeres hubieran deseado poseer un corazón la mitad de grande del que lo era el suyo.
Ignorando totalmente lo que sentía por mi, me limitaba a acostarme con ella por las noches y prepararle un café por las mañanas.
las mejores mujeres siempre se esconden detrás de algo.
ResponderEliminarBonito tatuaje no? :)
Algo debía sentir por ti... o por tus cafés de las mañanas.. ;)
ResponderEliminarSeguro que esos cafés tenían un sabor especial
ResponderEliminaruna brújula tatuada?? me encantaaa!!!!!
ResponderEliminarElla sólo se limitaba a sonreir cada mañana.
ResponderEliminary seguía allí ?
ResponderEliminarGenial... genial...
ResponderEliminarMe encanto la parte de los omoplatos... y lo ultimo.
Que bien ! O eres tú, o es el café.. pero algo hay escondido también en toda esa situación, algo grande como su corazón, supongo :)
ResponderEliminarmuaccc
siempre hay un corazon el algun lado...
ResponderEliminar:)
¿Seguro que el café llevaba sólo café?
ResponderEliminarAis...
limitarse a algo así debe ser bonito, ¿no?
ResponderEliminarEl café, ¿Era con leche, cortado, capuccino, caramelo...?
ResponderEliminar;)
Desde Marte
Mirna
Historias de biblioteca...pronto volveremos a ellas!:)
ResponderEliminarmuá
Me encanta despertarme con el olor del café... Muy buen texto.Besos!!!
ResponderEliminarveo que has estado de cambios, pero me gustan un montón al igual que tus textos que me siguen encantando!!
ResponderEliminarTípica mujer bibliotecaria, no? Seguro que sentía mucho en ese corazón tan grande!
ResponderEliminarUn beso
Si le prepara café por las mañanas, entonces yo también quiero ser bibliotecaria.
ResponderEliminarposdata: la foto de la cabecera...¡increíble!
un muá.