miércoles, 8 de septiembre de 2010

Detrás de esas gafas había un corazón.

Como otro viernes cualquiera mi brújula personal se despertó desnuda en mi cama.Me gustaba apodarla así por el tatuaje que sus omoplatos escoltaban.
Era la bibliotecaria de mi barrio y, a pesar de su timidez, muchas mujeres hubieran deseado poseer un corazón la mitad de grande del que lo era el suyo.
Ignorando totalmente lo que sentía por mi, me limitaba a acostarme con ella por las noches y prepararle un café por las mañanas.

17 comentarios:

  1. las mejores mujeres siempre se esconden detrás de algo.

    Bonito tatuaje no? :)

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  2. Algo debía sentir por ti... o por tus cafés de las mañanas.. ;)

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  3. Seguro que esos cafés tenían un sabor especial

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  4. una brújula tatuada?? me encantaaa!!!!!

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  5. Ella sólo se limitaba a sonreir cada mañana.

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  6. Genial... genial...
    Me encanto la parte de los omoplatos... y lo ultimo.

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  7. Que bien ! O eres tú, o es el café.. pero algo hay escondido también en toda esa situación, algo grande como su corazón, supongo :)

    muaccc

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  8. siempre hay un corazon el algun lado...
    :)

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  9. ¿Seguro que el café llevaba sólo café?
    Ais...

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  10. limitarse a algo así debe ser bonito, ¿no?

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  11. El café, ¿Era con leche, cortado, capuccino, caramelo...?
    ;)
    Desde Marte
    Mirna

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  12. Historias de biblioteca...pronto volveremos a ellas!:)
    muá

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  13. Me encanta despertarme con el olor del café... Muy buen texto.Besos!!!

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  14. veo que has estado de cambios, pero me gustan un montón al igual que tus textos que me siguen encantando!!

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  15. Típica mujer bibliotecaria, no? Seguro que sentía mucho en ese corazón tan grande!
    Un beso

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  16. Si le prepara café por las mañanas, entonces yo también quiero ser bibliotecaria.

    posdata: la foto de la cabecera...¡increíble!

    un muá.

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